La gula, del latín, gluttire.
‘El exceso no nos lleva a la muerte’, le dijo el hombre al anciano,
‘el silencio, sí; la negación y la autodestrucción son los caminos más rápidos.
‘Muchos sucumben en el camino a la aceptación, pecando de soberbia
y engañando a sus pobres mentes que el problema no es problema y que la solución
llegará por arte de magia o en la siguiente esquina, como si en los paraderos
dios se ocultara para regalarles dinero o un consejo o algo que puedan entender
con facilidad.
‘Pobres mentes perdidas y retorcidas.
‘Pobres idiotas pusilánimes incapaces de ver más allá de sus
narices achatadas o respingadas. Ni
siquiera sus trajes finos o zapatillas de marca con nombres en ingles o francés
o japonés podrán salvarlos de la ira de sus negaciones. No les servirá en ese
infierno que hayan aprendido a comer con cuchillo en restaurantes caros, o que aprobaran
cursos en el extranjero materias que a las personas normales les interesa dos o
tres carajos estudiar porque al final en el fuego eterno todos somos carne y pellejo.
‘Pobres aquellos que se limitan a los celos del amor y la
ambición, y que ignoran escandalosamente la importancia de un fuerte abrazo o
una buena comida.
‘Pobres humanos sonrientes ante la pobreza mental del tipejo
que soltó una palabra que ni siquiera el más vulgar de su barrio conoce. Pobres aquellos que sabiendo que son
ignorantes persisten en su ignorancia. Pobres los que la celebran y los que se
sienten bien consigo mismo ante este hecho como si hacerlo fuera un merito
personal, una menta cumplida o un piropo bien mandado.
‘Pobres aquellos que han permitido que sus pasiones controlaran
sus mentes. Pobres pasiones injustificadas que son esclavos clandestinos de
seres pasionales, y que no pueden huir
sin dejar lo peor de si mismos en las calles. Pobres calles creadas por estos
seres que solo se dedican a etiquetarlo todo y señalarlo todo, como si
limitando un pedazo de tierra o creando círculos
mezquinos pueden detener la evolución de la especie. Pobre especie y pobres especímenes.
‘Pobres.
‘Pero no me mire de esa manera, anciano. Su paso por este
mundo llegó a su fin. Recuérdeles mas bien a sus dioses el error que cometieron mandándolo
a este mundo y a esta muerte. Recuérdeles que le creó altares y grupos con el
afán de entrar en sus paraísos. Recuérdeles los dibujos que crearon en cuadros y paredes enormes
para consolarse de nuestra propia soledad. Dígales que le tuvo miedo a todo
porque todo estaba bajo sus controles. Recuérdeles que estudió y trabajó para
vivir la dignidad de sus ambiciones en casas cuyos precios se vio obligado a
pagar. Recuérdeles que sacrificó todo para conseguirlo. Pídales por favor no reírse
mucho cuando le pregunte cual es la verdad que buscamos los caminantes. Y no se
limite a bajar la cabeza porque no regresará con eso a la forma que es ahora.
‘Cambie esa cara, pues, anciano.
‘Disfrute conmigo de esta comida y no piense en la bala que
acabo de atravesar por su cabeza. Ignore que ensució mi fino piso, o que evacuó
sus comidas antes de suspirar por última vez.
'Pronto llegará la empleada para
limpiar este desastre.
'Aprovechemos el tiempo que nos queda para seguir
compartiendo conocimientos. Y hable algo mientras saboreo un poco de vino ¿o es
que la muerte también lo ha dejado mudo? Alégrese que sus deudas ya hayan sido pagadas, y que
hambre y sueño y miedo no volverá a sentir.’
No hay comentarios:
Publicar un comentario