lunes, diciembre 27, 2010

Por fin de año


Es costumbre en este espacio interrogativo narrar por año nuevo una entrada reflexiva, autocritica, medio cursilona y algo poco más o poco menos alentadora: el famoso 'si se puede', 'con esfuerzo el mundo entero', 'soy lo que yo quiera ser' y blah, blah y pamplinas y más de eso que ya me aburre mucho. Dicho esto, cabe mencionar que no es que este final de año se me haya ocurrido algo mejor que eso. Todo lo contrario, no se me ha ocurrido nada. Absolutamente nada. Salvo un par de cosas que no mencionaré por respeto a su honorable tiempo y que quedan mejor paradas, menos feas, en lo más hondo de mi barril de las peores ideas jamás vomitadas que se hayan leído en el globo. Ergo, recurriré a mi último recurso -menos malo, si me permiten el comentario-: haré un top cinco de las mejores -o menos aburridas, tediosas y desagradables- entradas que he escrito para este pequeño espacio -mismo que no tiene metas ni objetivos ni ideas ni nada que haga de un espacio juvenil, cultural o de pasatiempo digno de visitar, comentar y/o revisar de casualidad o por obligación-.

No son pocos los post que he abortado. A pesar de todo lo que yo esperaba después de publicarlos las circunstancias me demostraron que uno nunca termina de sorprenderse -para bien o para mal-. Un porcentaje importante de entradas a las que consideré mal hechas -y esto es ya decir mucho-, sin sentido, para rellenar una sección u otra, tuvieron una acogida y un respaldo inesperado, mismos que de solo recordarlo me ruboriza y me hace preguntar qué coño pasa con este mundo. Otro porcentaje poco desdeñable de entradas a las que dediqué todo mi potencial y de las que me ilusioné por consideralas que iban por un rumbo bastante más novelesco e importante que las demás, terminaron por ser sumergidas hasta la coronilla como un post digno de olvidar o de tomar como ejemplo para las clases de cosas que nunca debo escribir. Los otros -no recuerdo sus títulos ni pretendo hacerlo- son los que redacté sin mucho interés, pasando el tiempo o deshaciendo algún conflicto personal que no esperaba generar interés ni nada que se le parezca.

En fin. No pretendo robar mucho tiempo.

A continuación el top cinco.


Nota: La siguiente lista puede diferir con la sección llamada 'Sin querer queriendo'. No fue seleccionada por la cantidad de lectores que acudieron a su llamado, ni mucho menos por la calidad que pretendí darle. Solo es una lista de las que considero mejor digerible.




  • Puesto 5: "Crónica de un matrimonio anunciado"

  • Singular experiencia en casa de los tíos de Erika a la que aún no he podido -ni creo poder- recuperarme.

  • Puesto 4: "Digamos casada"

  • Luego de escuchar tantas veces la palabra matrimonio imaginé el paso de los años gracias a esa sabia, y necesaria, para conservar el honor y la honra familiar, decisión. Esto fue lo que vi.

  • Puesto 3: "Ira"

  • Viví ilusionado pensando en terminar los siete pecados capitales llevándolos a un contexto moderno, narrandolos de diferentes maneras para generar una lectura cómoda y entretenida. No conseguí ni lo uno ni lo otro. Una complicada situación me hizo retroceder en esta búsqueda. Resultado: abandone el blog varios meses. Este fue el mejor post que conseguí.

  • Puesto 2: "Mute"

  • Sin duda uno de mis cuentos mejor logrados. Fue el inicio de algo mejor.

  • Puesto 1: "Etéreo"

  • Primera entrada de una trilogía a la que dediqué mucho tiempo y esfuerzo en concretar. Quise desarrollar personajes memorables, con vida propia, atribulados e incomprensibles desde la visión de un anciano que vive enamorado de Doña Pacha, su guitarra.


Pepitas y más:


Otro de tantos que no funcionaron.


Desde mi punto de vista, la mejor del año.


Un abrazo para todos aquellos que siguen conmigo y, sin saber bien por qué, nunca me han dejado.

lunes, diciembre 20, 2010

Estas ahí, señor...


A Alberto López, con la esperanza que, algún día, tarde o noche, lea estas líneas.



Mi camino siempre estuvo marcado. Desde que recuerdo, escribo. Desde que recuerdo, también, admiro su sentido del humor ácido, agudo, a veces fuera de lugar y otras hasta petulante y mal intencionado, pues son habilidades que reconozco en la mayoría de personajes que nacen de algún lugar apartado en mi cabeza y que siguen existiendo gracias a la terquedad que heredé de él, a ese carajo y puta madre que me enseñó a decir para darme valor cuando algo mal me salía. A menudo escribo poemas. A menudo, también, se los leo en voz alta a mamá para que, desde su rincón, control remoto en ristre, pueda escuchar cuanto he mejorado y cuanto deseo hacerle sentir orgulloso por andar el camino que no quiso para mi pero sé, sin embargo, admira por la insistencia con la que lo recorro. Porque, debes saber, Betito, lo terco hasta los cojones lo heredé de ti.

Cuando niño escuchaba a veces afirmar a mamá, furiosa, arrojando espuma por la boca, que no servía para nada. Yo no le creía. Era bueno para hacerme reír, para subirme a sus hombros y llevarme al colegio, para tener mis zapatos bien lustrados y el desayuno servido puntualmente, para divertir en las fiestas familiares, para hacer de las pequeñas cosas un motivo para ser feliz. Mamá no podía estar hablando enserio, pensaba.

Los años me obligaron a pensar que posiblemente mamá no estaba tan equivocada. Había cometido tantos errores en su vida que ahora era difícil verlo como el héroe que recordaba. Dejé los carros y los power ranger para dedicarme a los libros y a mis textos. Dejó de llamarme cada vez que la "U" estaba jugando -aquel 98, 99 y 2000 del tri-campeonato- pues encontraba negativas desde mi lado. Él amaba los deportes y las fiestas y yo los libros y las conversaciones de historia, literatura y política. Él amaba el ron y yo los cigarros a la luz de la luna. Él me contaba sus aventuras y yo me escandalizaba por ellas. Él buscaba mi amistad y yo creía que ser amigo de alguien tan distinto a uno solo era posible en la literatura o en las telenovelas que mamá veía. Él me esperaba despierto y yo le gritaba por molestarme al verme llegar. Él me amaba en secreto y yo solo pensaba en la soledad. Él no esperaba un gesto y yo no quería ni podía dárselo. Él no era perfecto y yo esperaba más. Él era él y yo quien sabe quien. Él es papá y yo el hijo que nadie quiere tener.

Él un hombre alegre, educado, bailarín apasionado e hincha hasta los huesos de Universitario de Deportes -La "U", como le decimos por aquí-. Un hombre que vivió no como le dictaba la razón sino los pies, el hígado y el corazón. Un hombre, aunque equivocado en sus acciones, de vehemencia tan grande a la hora de ir en busca de lo que quiere que hasta asusta, sorprende y admira. Un hombre tan buen mozo, como dice mamá, que es difícil pensar en él en buenos términos, con buenas intenciones, con buenos ojos. Un hombre que solo quiere ser hombre y que nada que ver con los raritos esos que pululan por ahí sin el menor respeto a la belleza natural. Un hombre que nunca dudó en afirmar que escribir es para los que tienen dinero y para Mario Vargas Llosa y que como pasatiempo bacán pero para sobrevivir es mejor pensar en otro oficio mejor remunerado. Un hombre que no sabe si escribo bien, mal o peor, pero que, aunque no lo afirme, escucha siempre las historias que cuento en reuniones y sueña como sueño con ellas y llora como lloro y grita como grito y salta como salto y ama como amo y es feliz cuando yo lo soy. Un hombre como ningún hombre que he conocido. Un hombre al que amo a pesar de nuestras diferencias, de nuestras eternas peleas. Un hombre que supo perdonarme cuando perdí el tiempo alejándome de él y que ahora no solo es mi padre sino mi amigo, mi compañero, mi confidente. Un hombre que hoy atraviesa la etapa más difícil de su vida pero que la lucha como todo hombre debe lucharla: hasta las últimas consecuencias.

domingo, diciembre 12, 2010

Papeles perdidos




Con fecha 9 de enero, al promediar las ocho de la mañana, Lucia Rino Huamán (18) salió de su domicilio en la cuadra 4 de la avenida Canevaro, Lince, rumbo a su centro de labores ubicado en la cuadra 11 de Javier Prado Oeste. En dicho local de la cuadra 11 de Javier Prado Oeste no se registró la llegada de lucia Rino Huamán, según aseguraron Alejandro Vasco Peña e Isabel Gadea de Vasco, propietarios del local y que fue corroborado por los distintos trabajadores en calidad de testigos.

La policía no tiene datos precisos sobre su paradero anterior a los hechos, aunque se especula, como consta en acta, por fuentes cercanas a la víctima, que habría decidido ir en busca de Camila Montes Puma (20), ex compañera del colegio Santa María, Pueblo Libre, por razones también desconocidas. El paradero de la susodicha es aún desconocido. Las entidades policiales han agudizado la búsqueda de la que seria la pieza más importante para resolver el caso.

El cadaver de Lucia Rino Huamán fue encontrado quince días después de efectuados los hechos en dos bolsas de basura bajo el puente Abancay, a la orilla del rio Rimac, por Julian Quispe Quintana (47), recolector de botellas de plástico, quien hacia su jornada diaria. Julian Quispe Quintana aseguró a la policía haber cambiado su ruta laboral producto de un impulso, sin sospechar lo que ahí encontraría, de inmediato dio parte a las autoridades correspondientes. El resultado de la autopsia, arrojada cinco días después de hallado el cadaver, dictaminó la identidad de la víctima -a la que desde ahora llamaremos occisa- y el macabro resultado de lo que se especula seria un crimen pasional.

Federico Martin Rino Huamán (32), único hermano de la occisa, como consta en la RENIEC, había denunciado en la comisaria de su localidad la desaparición de Lucia Rino Huamán luego de 48 horas de no haber llegado a su domicilio en Lince. Martin Rino Huamán, asegura haber dejado a Lucia Rino Huamán lista para partir a su centro de labores sin ningún inconveniente psicológico o de carácter familiar o sentimental. Transcribo textualmente su declaración al respecto: "No le conocía novio, don, ni enemigos ni nada por el estilo. La lucia era una chica sin problemas y hasta juntaba su plata pa irse a estudiar a la universidad, don. Ni siquiera se le veía triste con la muerte de mis viejitos, aunque yo sé que la Lucia sufría pe, eran sus padres pe, don.". Dicho esto, la policía -por encargo de la fiscalía- realizó la búsqueda entre sus amistades y familiares más cercanos encontrando como resultado la confirmación de las palabras de Federico Martín Rino Huamán sobre la vida tranquila que llevaba la occisa. Empero, Ana Claudia Tapia Carrera (19), compañera de la occisa en el local de la cuadra 11 de Javier Prado Oeste testificó lo siguiente: " 'Pepe' la buscaba todos los días con ramos de flores y chocolates y cosas como esas, señor oficial, y a una la ponía nerviosa. Lucia no sabía qué hacer con 'Pepe', porque por más que le choteaba o le decía que no quería nada de nada con él, él terco regresaba al día siguiente. Hasta don Alejandro y doña Isabel se dieron cuenta. Pero Lucia se negaba y ya casi pierde el trabajo. Pobre mi 'amia' ".

Cumpliendo con el reglamento, las autoridades fueron en busca de José Luis Ramirez Cornejo(28) alias 'Pepe', a su domicilio en el paradero 19 de la avenida Flores de Primavera en San Juan de Lurigancho, donde el susodicho no se ubicaba segun manifestó el menor de iniciales JRM, sobrino del sospechoso. A horas de la mañana del 30 de enero, la policía repitió la visita del sospechoso a su domicilio en San Juan de Lurigancho obteniendo como resultado el mismo del día anterior. La búsqueda, en ese caso, fue con más insistencia por considerarse sospechosa las reacciones y actitudes en la que los familiares negaban a José Luis Ramirez Cornejo. Dos días después de iniciada la búsqueda y posterior persecución, luego que las autoridades resolvieran un claro encubrimiento por parte de los habitantes de dicho domicilio, José Luis Ramirez Cornejo fue hallado en el segundo piso de la vivienda, escondido y con el cuerpo inerte. Fue trasladado de inmediato al hospital de la localidad donde falleció dos horas después, sin confesar o dejar en duda su responsabilidad en el crimen y sin dejar huellas al respecto. Los medicos a cargo dieron razones de la causa de la muerte de José Luis Ramirez Cornejo -datos que adjunto con copia en el presente informe-, donde reza sucidio motivado por veneno para ratas -las cantidades se especifica en el documento adjunto, con dos copias de acuerdo a ley-.


El caso fue transferido a otra entidad, al igual que la búsqueda del asesino y las causas del suicidio de José Luis Ramirez Cornejo, como consta en acta.



Lima, 3 de Febrero de 2009.

miércoles, diciembre 01, 2010

El loco nunca muere (I)





El loco ya no está loco o, por lo menos, ya no quiere ser tan loco. El loco se cansó de hacerse el loco y que en la calle le griten loco y que por loco la gente no le tome en serio y digan que es otra de sus locuras y que por eso no se le debe hacer caso y solo seguirle la corriente -puede ser peligroso contradecirlo, amigo, amiga-. Por todo esto -y porque su chica le dijo que ya está bueno, deja de hacerte el loco y ponte los pantalones de una buena vez, caray- ahora camina por la calle como una persona cuerda, como un hombre común y corriente que va a su trabajo -común y corriente también con un sueldo tan común y corriente que da ganas de llorar-, se baña a diario, come sano, fuma dos o tres cigarritos a la semana y lee solamente de nueve a diez de la noche. El loco escribe a menudo su blog, lee blogs de otros y comenta como cualquier persona cuerda, en sus cinco sentidos, dueño de su conciencia y todo lo demás. Todo hace suponer, entonces, que el loco ya no está loco y que ahora vive una vida normal.

Así como todo en la vida, pasar de ser loco a cuerdo no es un proceso fácil, practico y rápido, es en realidad una lucha constante que incluso lleva años de esfuerzo y dedicación. Sin embargo, este post no narra las tribulaciones que causa ese salto sino, por el contrario, el resultado del mismo y las consecuencias que lo llevaron al loco a querer ser cuerdo o, por lo menos, en la medida de lo posible, menos loco de lo que fue antaño.

Acostumbraba a soñar despierto de lunes a domingo -menos martes- antes de las ocho de la noche -hora de su telenovela-, horario que robaba con descaro de su trabajo. Sus sueños no eran muy diferentes -volar, correr, amar, odiar, cantar, escribir...-, sus acciones solo demostraba que estaba loco pero sin malas intenciones, que era medio cabrón pero uno del carajo, que lloraba solo cuando los astros le eran favorables o cuando su horóscopo en su diario favorito así lo exigía pero nunca delante de extraños. Perseguía metas, amaba con locura perruna, odiaba en igual intensidad. Leía hasta altas horas de la noche. Reía sin motivo y cantaba en voz alta cuando iba a la bodega. Era un loco feliz. Era un loco que sabia que estaba loco y que por eso era importante e interesante y que el triunfo le seria dado con facilidad por ese mismo motivo.

El loco estaba equivocado.

El loco se levantó una mañana, luego de soñar con su librería-café llamada "La Torre del Alfil", dándose cuenta que estaba sacrificando muchas cosas importantes por llevar su vida de esa manera, que todo dependía de cuan fuerte sea la idea, que tal vez las personas no leen tanto o no leen simplemente y que el fracaso no solo lo llevaría a él a la ruina total sino también a otros con igual o más importancia. El loco, de súbito, recupera la cordura por unos instantes, corre a llamar por teléfono: cambio de planes, no va la librería. "La Torre del Alfil" desaparece de su visión al igual que su sueño de leer todo el día y de ser feliz viendo a otros leer y de ganar mucho dinero con eso y hacer feliz a sus seres queridos. El loco se reduce a ya no ser loco por dinero y responsabilidad, por tener la convicción que vive en un país de mierda que solo quiere bailar y tomar cervezas, por tener tanto en juego y no las agallas, los pantalones, de sacar adelante sus locas ideas. El loco se reduce a vivir como una persona normal, a salir adelante como un hombre común y corriente y a dejar sus escritos aunque sus escritos no lo quieran dejar a él.