- Si te recuerdo, abusas del poder que tienes en mi memoria. Juegas
conmigo, me haces soñar, y pensar que todo puede volver a ser como antes, que
nada se ha perdido, que me amas aún, que también me recuerdas. Si juegas, yo
vuelvo a la vida, camino feliz, sabes, y dejo de pensar en el amor que había
estado perdiendo, pero que logré recuperar días antes de que te vayas, que me
dejes y te olvides cuanto te amo, cuanto me amas. Si te recuerdo, vuelvo
a llorar. Pero no debo seguir haciéndolo. Siempre me dicen que debo dejar atrás
las cosas, recuperar mi vida o emprender nuevos proyectos que mantengan mi
mente alejada de tu recuerdo. Yo les digo que ya lo sé, que tienen razón, que
lo intentaré. Sin embargo, te amo. Sin embargo, amor, regreso a ti y
vuelvo a llorar y a sufrir y a saber que solo te tengo unos instantes porque
luego debo regresar a casa a vivir la misma soledad que me dejaste como regalo,
sabiendo que tal vez no me escuchas, no me piensas, no me sigues ahí donde
estás haciendo quien sabe qué cosas. Y te amo, sabes, y sé que me amas también.
- Debemos irnos.
- No fue fácil llegar a ti. Estuve en casa varios días sin salir.
Parece que ya perdí el empleo. No me importa. Mira, ya sé lo que estarás
pensando: el trabajo es muy importante. No he tenido ánimos para ir a trabajar,
es todo. De alguna manera me acostumbré a asistir gracias a que me recordabas
que habían cuentas que pagar, que el regalo para fulano o mengano no sería
gratis, y ahora que no escucho esa vocecita a veces fastidiosa y pegajosa no
tengo ganas de ser responsable o de ganar dinero para hacer regalos o pagar
cuentas. Las tarjetas ya deben estar bloqueadas. Mejor, nunca me gustó el
crédito. Con los pequeños ahorros que tuvimos vivo en austeridad pero en paz.
Mañana o pasado visitaré la oficina, renunciaré y luego esperaré la liquidación
y todo lo demás que me corresponde por ley. Si, ahora alzo la voz para reclamar
mis derechos, ya no espero que otros lo hagan por mí. Siempre me repetiste que
hay que reclamar ante las injusticias, ser libre de expresarnos. Ya lo hago,
sabes. Ya reclamo. Hasta cuando alguien quiere colarse en el supermercado le
digo que no lo haga, que no está bien. Seguro estarás feliz.
- Seguro que sí. Ya vamos. Es tarde.
- Dicen que debo irme. No quiero. Quiero estar contigo. Quiero contarte
que te extraño, que he vuelto a pintar, a ver animes, a escuchar The Police. Te
acuerdas cuando cantábamos casi gritando, olvidando a los vecinos, sintiéndonos
dueños del mundo. Dejamos de hacerlo con el tiempo. No sé por qué. Escucharlo
ahora me hace feliz, me ayuda a nunca olvidarte, a no hacer caso a las personas
que dicen que debo dejar tu recuerdo atrás. Dicen que piense en mamá, en mis
hermanos, en todos a los que he abandonado por llorar tu partida, por no
aceptar que ya no estás conmigo, que nunca volverás a mi lado, que ese amor tan
grande que tengo debo dejarlo a un lado para no seguir llorando. Y no quiero. Y
te amo, mi vida. Y nunca te vayas, por favor. Regresa. Regresa, por lo que
más quieras. Regresa y trabajaré, y no te molestaré con mis preguntas tontas,
con mis dudas. Regresa o llévame contigo. Llévame que no
quiero estar sin ti. No quiero. Voy a enloquecer.
- No llores más. Ven conmigo.
- Adiós, mi amor. Volveré, te lo prometo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario