
viernes, diciembre 02, 2011

sábado, noviembre 26, 2011

viernes, noviembre 18, 2011
En el infierno

En el infierno.
Puede verlos, ahí, sentados en aquella roca, disfrutando de la luna y sus estrellas, disfrutando entre besos y caricias de la eternidad que no escogieron vivir, pero que se apodera con angustia y pasión de sus cuerpos haciéndolos invencibles, inmortales. Puede verlos más no los escucha, más no los siente ni los interrumpe. Puede verlos y esto lo hiere, lo lastima y sin saber bien por qué o cómo lo debilita.
Entonces, angustiado y confundido, vuelve sus pasos bordeando a la pareja, y mientras se pierde entre las sombras y ahoga cada ruido que pueda interrumpir el momento los ve pararse y alejarse sendero abajo, a la velocidad que solo la desesperación por la carne puede producir.
Debe dejarlos, olvidarlos, olvidarla, que hagan con su amor lo que deseen, que se amen cuantas veces quieran, que no le presten atención a su inquietud, que no lo miren, que no lo sientan. Debe hacerlo. Debe controlar sus impulsos. Debe respirar y esperar que el amanecer se haga dueño de las cosas. Debe y no puede. Puede y por eso corre, por eso solloza en silencio los lamentos de un hombre enamorado.
Y corre bordeando el bosque y observando el camino de los amantes, que tomados de la mano sincronizan el andar de sus pasos, espantando al tiempo. Entonces ellos pretenden no darse cuenta de su presencia, para salvarlo de la vergüenza. Siguen por el sendero, ansiosos por encontrar el final de éste y por fin unir sus cuerpos. Y mientras él ahoga sus sentimientos y controla el hambre, ellos se detienen, miran el mar desde esa distancia y regresan sus ojos al barranco, luego a ellos y a sus labios y a sus cuerpos.
Aquí me quedo, piensa. No veré más.
Pero es inevitable perderse la belleza que a continuación ilumina la oscura noche.
Los amantes susurran sus nombres, entregándose al ritmo de sus instintos, desnudándose con la velocidad y pasión de los amores fugaces, admirando sus figuras delineadas y curvadas; y besándose hasta el ultimo rincón visible e invisible son presas ya del deseo. Ella se detiene, viendo, quizás, el futuro, ¿es acaso la presencia del desconocido la que la impide ser amada?
No, no había forma.
Él no lo percibe y continúa con la lengua el camino al sexo de su chica, deslizándola, con suavidad, desde el cuello, la barbilla, los labios. La respiración se le corta mientras dibuja el cuerpo de su amante ocasional con las manos, y recorre con lujuria y entusiasmo sus pezones sonrojados, erectos de placer. Entonces, algo en su pecho cobra vida de nuevo y pretende escaparse de él, matándolo en aquel efímero momento de dicha.
Mientras tanto, el desconocido ve como los amantes descubren sus cuerpos, como la chica lo complace penetrando entre sus labios su sexo firme y erguido.
De pronto se toca, se despoja de esos molestos pantalones y busca la satisfacción en si mismo.
Ella, ahora de pie, le da la espalda al varón y espera que éste entre rápido, sin palabras, sin nada romántico o erótico por decir porque comprende que cada silaba que pronuncie solo malograría el momento. Y cuando él se hace con ella la luna y sus estrellas se maravillan ante tanta belleza y le ordenan al cielo que llore eternamente la unión de sus cuerpos. Pero el desconocido no lo ve, los amantes tampoco. No parecen reaccionar ante la admiración natural de la tierra.
De súbito, los rayos destruyen las rocas, y la lluvia moja sus cuerpos desnudos y ahogan sus gritos de placer. Ahora son uno. Y ahora yacen detenidos en el infierno junto al desconocido, que suelta el último grito antes que la vida salga por aquel orificio y caiga en picada al mar y se lleve consigo el amor que le quedaba, antes que la única alegría terminase de dolerle.
jueves, noviembre 10, 2011
Cierra los ojos

jueves, noviembre 03, 2011
A los amigos que perdí
sábado, julio 30, 2011
harry y yo (I)
Dejo este vídeo como muestra de mis pretensiones y las disculpas del caso a quien se sienta copiado o plagiado -y se debe sentir. Con justa razón. La idea de publicar sin hacerlo se la robé a él- .
jueves, junio 16, 2011
Sr. Presidente II y III
Alejandro Toledo, autor de ‘La marcha de los Cuatro Suyos’ –invocando de esta manera el recuerdo de los bravos incas que dominaron una vez la gran parte del territorio Suramericano-, ganó las elecciones frente a, aunque no lo crean, Alan García. Así es, señores, el mismo que fugó a Europa una vez que las papas quemaban, que se llevó quien sabe cuantos millones, que nos dejó la taza de inflación más alta de la historia republicana, quien –a mi no, claro, aun no nacía, pero a mis padres si- nos había dejado con colas para todo –había colas para comprar hasta caramelos, colas hasta en las colas-. El Perú, sabio, le dio la espalda aunque dejando entender que la tercera era la vencida.
Para el año 2002, con doce años, mi primera chica y mi primer año en la secundaria, Alejandro Toledo gobernaba, mal que mal, la economía a media caña pero en potencia que su antecesor le había heredado. En el transcurso de su regimen, incontables denuncias aparecieron contra el mandatario blanquirojo. Aun recuerdo, con simpatía, a Jaime Bayly pronunciándose de manera afiebrada en el caso ‘Zarai’ –en resumidas cuentas, acusaban al jefe de estado de no reconocer a su hija. Pasados varios meses de dimes y diretes reconoció su legítima paternidad. Entonces fundaron varios asentamientos humanos con el nombre de la entonces niña Zarai y quien sabe cuantos comedores populares y vasos de leche-. Si otro escándalo debo mencionar es la toma de una comisaria en Andahuaylas, comandados por el etnocaserista Antauro Humala y dirigido desde Seul por su hermano, como él mismo confesó a viva voz, el ahora electo presidente, Ollanta Humala, donde se cobraron la vida de oficiales mediocremente armados. Humala ya venia anunciando la revuelta desde su pasquín ‘Ollanta’. Recuerdo, a titulo personal, ver desde la ventana del autobús que me traía y me llevaba al colegio donde estudiaba en Barranco a reservistas anunciando mediante megáfonos, vestidos de militares y con mochilas que parecían soportar mucho peso, el pasquín y la conciencia popular que los peruanos debíamos tener frente al ‘imperialismo excluyente y autoritario de los lacayos de Bush hijo’.
III
En el año 2006, mientras invertía todo mi tiempo y esfuerzo leyendo novelas de autores con apellidos impronunciables y otros tantos del ámbito local como los bravos del Boom Latinoamericano e iba a conciertos de Punk y miraba los partidos de la ‘U’ con papá, finalizaba el gobierno de Alejandro Toledo. Las elecciones se mostraban un tanto particulares. En la pelea Lourdes Flores, Alan García y Ollanta Humala se sacaban los trapitos al aire. Recuerdo a papá defendiendo la posición de Lourdes Flores e incentivando a sus conocidos a que votaran por ella y no por el ‘caradura de García’. Demás estaba comentar acerca de Humala, estaba convencido que ninguna persona que se aprecie de cordura regalaría su voto a un hombre vinculado estrechamente con el gobierno de Hugo Chávez y que, inclusive, justificaba las atrocidades cometidas por Sendero Luminoso. Aunque, ciertamente, el rollo nacionalista y justicia popular cobraba fuerza en las zonas más alejadas del territorio nacional. Papá contestaba: esos siempre le dan la contra a todo, espera que Humala gane para que veas como vuelven a quejarse. Lo cierto era que Ollanta subía en las encuestas mientras que García y Flores mantenían una cierta ventaja. Nadie esperaba que un hombre con tan poca habilidad para pensar lo que dice avanzara tanto en tan poco tiempo. Al final de la primera vuelta, Humala se encontraba como favorito para ganar las elecciones mientras que la lucha, voto a voto, entre Lourdes Flores y Alan García le ponía los nervios de punta a propios y extraños.
El final de los acontecimientos era predecible: el Perú seria lo suficientemente cojudo como para darle la chance a García de gobernar por segunda vez pero no tanto para permitir que Humala radicalice el estado como Chávez y su jefecito cubano Fidel. Somos miopes pero no ciegos, caray.
Entonces, 2011. A la par que trabajo poco más de diez horas al día, trato de mantener un blog, leo a duras penas en las combis que me trasladan por la carretera desde Puente Nuevo a Puente Atocongo, las horas de almuerzo, y otro poco en casa, y busco mantener feliz a Erika y no pelearme con mamá, Keiko Fujimori –elegida cinco años antes como congresista por una inmensa mayoría. Actividades que, si mi memoria no me falla, que suele hacerlo para ser sincero, no han sido destacadas. Por lo menos no recuerdo una buena. Estoy convencido que el común de la población piensa igual que yo, pues de lo contrario la hubieran elegido como la primera mujer presidente del Perú- y Ollanta Humala combatieron con todas sus armas la posibilidad de ocupar la casa de Pizarro. Resultado: imagínense pues. De los demás, excepción de Castañeda, Toledo, si otra vez, y PPK no hay mucho que decir, pasaron con más pena que gloria por esta campaña electorera.
Alan García, vale mencionar, termina su mandato sin mucho que resaltar pero tampoco por condenar. Quizá el conflicto en Bagua o las protestas que hace poco se suscitaron en Puno por parte de una comunidad Aymara contra la concesión minera en la zona, en ambos casos impulsados por ‘lideres’ de carácter radical que le buscan excusas a todo para golpear y gritar, demuestran una clara incapacidad del estado por unificar el país y demostrar los avances económicos que ciertamente han obtenido.
Ahora, 15 de junio, 6:07 de la tarde, momento que escribo estas afiebradas líneas Ollanta Humala, electo presidente, se prepara para recibir la banda a poco más de un mes. No voté por él. Aun considero que es culpable de más de la mitad de abusos que se le imputa. Estoy seguro que no llevara al país a ninguna parte, que con probabilidad buscará la manera de jugar las cartas a su favor para preservarse en el gobierno por muchos años más de lo que se espera, que Chávez entrará y saldrá y hará cuanto quiera en nuestro territorio como lo hace con otros países. Si es cierto que financió la campaña del ahora electo presidente nos espera una larga pelea por la libertad y la democracia. Desde aquí ofrezco mi voz por conseguir lo que por años hemos estado buscando: paz, justicia y desarrollo.
Dicho esto, sin embargo, ruego a Dios y a mi padre, que desde el cielo vela por mi familia y por mi, que esté equivocado. Deseo, en verdad, por primera vez en mi vida, que todo no salga como lo pienso, por el bien de los peruanos y de todos.
viernes, junio 10, 2011
Sr. Presidente I
Cuando nací, el 14 de diciembre de 1989, finalizaba el primer gobierno del entonces delgado y alocado presidente Alan García. La inflación había alcanzado cifras no solo preocupantes sino también escandalosas, el terror en las calles producido por Sendero Luminoso, los 'coche bombas', las larguísimas colas para conseguir pan o leche y un larguísimo etcétera era el día a día de los peruanos ochenteros. Se creía que el Perú tardaría muchos años para recuperarse. No estaban equivocados.
En el 1990, cuando aun andaba con baberos y pedía mi sacrosanta alimentación láctea con señas y llantos imparables, Alberto Fujimori, luego de una aguerrida campaña electoral contra, para mi criterio, el mejor narrador que el Perú ha tenido la fortuna de ver nacer, Mario Vargas Llosa, llego al sillón de Pizarro. Como era de esperarse -supongo. Improbable saber algo que no se vivió. Y los adultos no paran de recordarme que no comprendo porque era muy pequeño para saber lo que pasaba. Esta pequeña observación se la deberían hacer llegar a Discovery y a History y a los historiadores que se la pasan hablando de épocas que no vieron y por consiguiente imposible de comprender- se instauro una batalla frontal contra el terrorismo. Fujimori hizo justo lo que se espera de un político promedio: no cumplir con lo prometido. Instauro una dictadura con un autogolpe de estado en 1992 con la finalidad de expulsar a las sabandijas que ocupaban una curul entonces. Se consiguió el objetivo a cambio de muchas vidas y maltratos. Le dio un rumbo distinto al país, mismo que aun ahora se mantiene vigente pero con ligeras modificaciones.
En 1995, cuando mamá me llevaba de la mano al jardín de niños mientras jugaba con Donatello, mi Tortuga Ninja favorita, Fujimori decidió joder todo lo bueno que había hecho prefiriendo perpetuarse en la presidencia cinco añitos más, y eso es todo, eh. Desde ese momento una serie de abusos de poder, violencia y atropello a los medios de comunicación, se hicieron con el país. Efectivamente, ya no teníamos a Sendero matandonos a diestra y siniestra, ni colas pero en su lugar estábamos comandados por un chinito casi tanto o más loco que Alan García a sus treinta. Aun busca convencernos que él no sabía nada acerca de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. Cómo diría un buen amigo argentino: no me hinchés las pelotas, boludo.
En el año 2000 Fujimori pensó -y esto también lo supongo. No quiero ofender a los adultos que leen discretamente mi blog-: cinco añitos más y ahí termina la cosa. No imaginó que hacerse el ciego tanto tiempo lo volvería miope por lo menos. Y su farsa del 'Baile del chino, chino, chino' no duraría mucho tiempo -aunque la publicidad pagada por el estado para dicha campaña no fue tan mala. Yo mismo moví las caderas con un par de chicocas con esa cumbia pegajosa-, pues los 'Vladivideos' de su asesor Vladimiro Montesinos pagando fuertes cantidades de dinero a diferentes políticos del medio y personajes públicos para realizar una actividad, obviamente, ilícita o mal intencionada -aun nos seguimos preguntando por que fue tan tarado de gravar sus sesiones. Seguramente era un actor en potencia o un psicópata para mantener un registro de algo ilegal. Cosas del Orinoco- iniciaron el destape que ya se esperaba.
Y yo espero continuarla...
sábado, mayo 28, 2011
El Ausente

lunes, mayo 09, 2011
La historia de hoy

La historia de hoy no es una historia, es un recuerdo, una recreación de lo que alguna vez vi. No se parece en lo más mínimo a un homenaje, tampoco pretende romper esquemas y faltarle el respeto a aquellos artistas que entregan su vida para rescatar o resaltar belleza en imágenes. Solo es lo que recuerdo.
Imaginen un espacio en blanco, donde más allá de la nada sigue perpetuándose el vacio. Véanse ahí. Están solos. ¿Descubrirían, quizá, que la vida que han llevado hasta entonces no ha sido para nada malo o complicado o solitario comparado con ese mar infinito de soledad, de silencio? Yo si. Yo temblaría. De hecho, yo temblé. Sacudía mi cuerpo con la fiereza de quien se sabe perdido, de quien no tiene escapatoria, y que, por más que intentes sofocarte, no tienes la más mínima posibilidad de morir. No hay hambre, ni sed. No hay fotos o recuerdos. Lo que sabes es que tuviste algo, lloraste, y te lamentaste, pero ahora no tienes nada, ni siquiera lagrimas en los ojos o una excusa para maldecir puesto que de tu memoria se borró cómo y por qué llegaste hasta ahí. Así me sentí. Terrorífico, ¿verdad? Claro que si.
Veamos, seguimos en miedo de nada sin sentir, valga la redundancia, nada. De pronto, y esto no lo comprendes pero te aferras a él como un hijo a un padre cuando teme al monstruo detrás de ropero, el color blanco pierde su tonalidad cegadora y hasta parece que algo de luz pretende proyectar. En tu mente no existe recuerdo alguno de algo parecido a eso, pero algo muy al fondo en ti se detiene a sentir una ligera nostalgia, como si la luz fuera un recurso divino creado para beneficio y deleite de alguien o algo en particular. Como el blanco ya no lo es, se perdió como esencia, entre amarillo y gris explotan. ¡Cuidado!, agachen la cabeza que los colores no miden hacia donde se dirigen, simplemente explotan. ¡Dios!, una mancha amarilla acaba de rozar tu brazo. Desaparece en cuanto hace contacto con tu cuerpo. Piensas que tal vez no eres muy puro para asimilar los colores. De repente soy invisible, te dices tratando de consolarte. Si lo eres, nadie lo sabe. Pero lo que si es una certeza es que ahora los colores toman forma y llaman a más colores. ¡Mira eso!, amigo, amiga, ¿seria el cielo? ¿Qué es eso que se dibuja sobre tu cabeza? ¿Son nubes lo que vez? ¡Si!, lo son. Lo recuerdas. Por supuesto, algo así no se olvidaría nunca… ¿Quién podría olvidar algo tan maravilloso como el inmenso cielo y sus inseparables nubes?
-No veas hacia abajo, amigo, amiga. No te lo aconsejo. No lo hagas. ¡NO!
Nuestros temores son realidad: estamos volando. O no, estamos cayendo. Agárrense. ¿Pero de qué? No lo sé. ¡Wow! el frio viento sacude nuestras melenas al descender, y las manos hacia el cielo para que por favor nos recoja, no nos abandone. Caemos y caemos y parece que no hay fondo pero eso no es lo peor sino que acabamos de recordar el temor, la sensación de perdida, el sabernos prontos a la muerte. Y la muerte va a llegar pero aun no porque ya no estás cayendo. La caída te dolió pero estas vivo y eso es lo que cuenta. ¿Qué? ¿No me entendiste? ¿Cree usted que lo pueda repetir? Estás vivo. Cierto. Estamos vivos. Mientras haya vida hay esperanza y mientras más dura sea la caída seguiré viviendo.
La imagen no termina ahí. El suelo es rígido. Son rocas. Las rocas están cubiertas por una gruesa capa de polvo blanco. ¿Es nieve? Uhmm… Si no lo es no se me ocurre que podría ser. El suelo, de súbito, baila a nuestros pies. Ya estás listo para lo que venga. Yo, claro, no lo estaba. Pero ustedes no son yo y yo no soy ustedes y eso es muy bueno, saben, no les gustaría ser yo. Eso no viene al caso. Lo que si es que ahora la roca se sacude con más intensidad y ¡Dios mío!, no elevamos. Regresamos al cielo pero no volamos sino la piedra está creciendo y con ella otras piedras a menor altura y otras a mayor. Ya no es plano sino escalonado. Dejó su uniformidad y hasta los colores se mezclaron formando una media tarde de primavera. Pero tienes frio porque lo acabas de recordar. Decides no seguir parado y corres. Corre rápido, eso si, ya que detrás de ti viene una rueda gigante que pretende aplastarte. No sabes cómo se formó, de donde vino, si tú no hiciste nada. Pero te toca enfrentarla. Ella más rápida. No puedes. Te va a alcanzar. Tírate a un lado. No la enfrentes. Te dices que no, que tu puedes. Sigues corriendo, esquivando baches, levantándote rápidamente cuando te caes, a los arboles que de pronto crecen en tu camino. No vez cuan hermoso es. No piensas si te puedes trepar en uno de ellos para escapar. Te crees autosuficiente. Luchas. No pides ayuda. Sobreviviste una vez por qué pedirías ayuda ahora. Ni hablar. Sin embargo, tu vanidad es tu perdición. La bola te golpea, te arrastra con ella. Cuantas vueltas das, eh. Una y otra y otra vez y miras esporádicamente como de los arboles crecen flores y de las flores colores y de los colores formas, las mismas que vuelvan hacia el cielo. Del suelo se abren algunas grietas, de ella brota agua. Sigues rodando. Del suelo salen animales, quienes te miran recelosos pues aplastas su mundo con esa bola gigante que llevas contigo.
Sin saber cómo ni por qué, la bola se detiene. Miras con cuidado: la rama de un árbol acaba de detenerla. Le agradeces y te vas. A unos metros una cabaña. Te acercas. Recuerdas el hambre, la necesidad de calentarte. Recuerdas que hay quienes se preocuparon por ti. Ya no quieres estar sola. Lloras. Lloras odiando la soledad que deseaste, comprobando que no puedes hacerlo todo solo. Entonces, corres. Entras en la cabaña: tres personas comen rodeando una mesa, en ella distintas formas se exhiben, sabes que deben ser muy apetitosas. Las personas te miran. La mujer se pone de pie, te da un beso en la mejilla y, con ternura, te dice: te esperábamos para comer.
Eso fue lo que vi. Bueno, más o menos.
sábado, abril 23, 2011
Mundo Surreal

No solo por la genialidad de sus realizadores, comandados por Zack Snyder, quien antes nos había traído '300' y, para mi criterio el mejor film de superhéroes, 'Watchmen', sino por el impecable trabajo visual que nos entregan, llevándonos a un mundo, efectivamente, surreal donde la imaginación y la lucha constante en pos de la libertad juegan un papel transcendental. Sucker Punch nos conduce a no solo una sino dos y tres realidades paralelas que confabulan en conjunto para realizar la soñada tarea de cumplir con las ambiciones. Entonces vemos a una Emily Browning –con el papel de la protagonista Baby Doll- luchando contra dragones, orcos, soldados zombies y demás criaturas fantásticas en ese tercer mundo que obliga a cobrar vida para sobrevivir a su segunda realidad: un prostíbulo en que es obligada a participar como bailarina. Sin embargo, como ya lo había señalado, es el segundo y tercer mundo creado por la mente de Baby Doll, apodada así al introducirse en aquellas realidades, como escape alterno a la primera realidad: ella en un manicomio. Luchando, por lo tanto, con tres mundos coexistiendo nuestra heroína encuentra la única manera de sobrevivir al caos: nunca rindiéndose.
En Sucker Punch vemos rostros conocidos y actuaciones que aprueban por encima de las expectativas. Pero es, para mi criterio, la intervención de Vanessa Hudgens la gran sorpresa del film. En su papel logra desprenderse por completo de la tierna y dulce Gabriella Montez del film de Disney ‘High School Musical’ para abrirle campo a la sensual y aguerrida Blondie. La vemos no solo repartiendo golpes, sablazos y matando con armas de última generación al buen estilo de Milla Jovovich y su eterna Alice de ‘Resident Evil’ a diestra y siniestra, sino también ese crecimiento actoral que sus fans –ahora ya no menores- han estado esperando. Vanessa, sin duda alguna, dejó a la adolescente para ser la atractiva mujer en la que se ha convertido.
Mención aparte merecen las inseparables compañeras de Baby Doll y Blondie, Sweet Pea – Abbie Cornish-, Rocket– Jena Malone – y Amber– Jaime Chung -, por el importante papel que juegan a lo largo de la entrega y esas escenas de acción y drama en las que sus personajes logran toda nuestra atención.
Así como la trama y la propuesta visual que ofrece la película es espectacular, la música ocupa un cargo igual de importante. Es más, Baby Doll consigue transportarse a ese tercer mundo de guerra y libertad gracias a la influencia de la música por lo que separarla de la aventura, el drama y la pasión que desarrolla sería imposible. Todos cumplen su función. Covers de The Beatles, Roxy Music, Eurythmics, y otros artistas y temas un tanto olvidados, son adaptados a diversos estilos para lograr encajarlos conforme exija la escena.
sábado, abril 16, 2011
Premio Beso de Oro
martes, abril 05, 2011
Una escritora especial
martes, marzo 29, 2011
Se busca empleo

miércoles, marzo 23, 2011
Tenerte

jueves, marzo 17, 2011
Lucidez
